Datos personales

Mi foto
Londres, United Kingdom

viernes, 20 de noviembre de 2009

Traducción de algunos poemas de Wendy Cope

A mi llegada a Londres, rápidamente se me recomendó la lectura de una poetisa llamada Wendy Cope. La popularidad de Cope en el Reino Unido es bastante notable. Totalmente anclada en su generación, su poesía es accesible, sencilla y está repleta de humor irónico, a menudo con referencias a los clásicos del siglo XX, entre los cuales cabe destacar T.S. Eliot. En efecto, la obra de Cope parece partir del modernismo más desenfadado que representarían poemas como “The Hippopotamus” a la vez que observo un cierto feminismo aburguesado que me lleva a pensar en la obra juvenil de Edna St. Vincent Millay, sobre todo por la falta de miedo a la hora de hacer uso de la rima en contextos totalmente alejados del clasicismo.
He escogido tres poemas tomados de dos libros diferentes, creo que representativos de lo que yo he creído entender que su obra transmite. Por cuestiones de comodidad, no he traducido ninguno rimado.


A las 3 de la madrugada
(Making Cocoa for Kingsley Amis, 1986)

No hay sonido alguno en el cuarto
salvo el tictac del reloj
que ha comenzado a asustarse
como un bichito atrapado
en una enorme caja.

Libros yacen abiertos sobre la alfombra.

En otro lugar
estás tú dormido
y junto a ti una mujer
que llora suavemente
para que no te despiertes.


Un curioso poema a un gato
(Serious Concerns, 1992)

Mi gato ha muerto
pero he decidido no hacer
una tragedia de ello.


Pastoral
(Serious Concerns, 1992)

Ojalá fuese una poeta provinciana
que hablase de la naturaleza.
Cuando pensase en los poetas de Londres
murmuraría siniestra: “los odio”.

Y fuera saldría a patear el campo, senderos salvajes
con mis vaqueros y botas camperas.
Una poeta provinciana no necesita carmín
ni medias ni chaquetas respetables.

El desorden de la vida urbanita, qué maravilla
deshacerse de ello
y pasar el tiempo en comunión con el todo,
sentada sobre un muro seco de piedra.

Y después de un largo día en comunión
deambular de vuelta a casa para un bocado,
luego al pub con gente de la auténtica,
que se pimpla doce pintas cada noche

para pasar las noches provincianas
sin tanto aburrimiento ni dolor.
¡Gente de verdad, tan sólida y tranquila
como un autobús de Londres bajo la lluvia!

Algún día iré a vivir al campo
y muchos cuadernillos llenaré
con mis observaciones sobre animales (todos
muertos porque están más quietos).

Ovejas muertas y conejos aplastados. Oh, me encantará.
Mi rostro estará calmo y bronceado
y brillará de amor por toda la creación
exceptuando a los poetas urbanitas.