Un poema sobre lo difícil que es llegar a conocernos. Si los recuerdos que tenemos han sido modificados, voluntaria o involuntariamente, ¿cómo podemos estar seguros de que nuestra autobiografía es fiel a la realidad? Nuestra memoria es apenas la silueta de una realidad mucho más profunda e inabarcable. La vida no es tanto lo que se ha vivido, sino cómo se recuerda.
Tal vez la sombra
no sea más que una siniestra a-
utobiografía;
una proyección
de un cuerpo opaco
por la luz de unos recuerdos
claros.
Mas su interior
es sólo una cuestión
de fantasía
-pura entelequia-,
y así,
vagamente sirve la sombra para conocer
a la Persona.
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