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martes, 28 de abril de 2009

Richard Cory: traducción de un poema de E.A. Robinson

Acabo de volver después de unos pocos días investigando en la British Library. Estoy escribiendo un artículo sobre poetas modernistas norteamericanos para una enciclopedia online. Este artículo me ha servido para descubrir algunas voces consideradas "menores" por la crítica, pero que en su momento tuvieron un enorme prestigio y que, desde luego, todavía hoy tienen un gran valor por muy eclipsados que hayan quedado. Una de estas voces es la de Edwin Arlington Robinson (1869 - 1935), del cual me he tomado la libertad de traducir uno de sus poemas más célebres, Richard Cory, si no me equivoco, inédito en español (aunque no he hecho una búsqueda en profundidad, lo reconozco).

E.A. Robinson ha sido siempre muy comparado con su compatriota Robert Frost por su estilo, a medio camino entre la tradición y la modernidad, y por su condición de poetas solitarios. Uno de los temas más repetidos en la obra de Robinson es, en efecto, la soledad, la condición de descastado. "Los poetas están solos allá donde se encuentren", dijo en un poema.

Espero que esta traducción sirva para despertar algún interés. Que conste que no soy un traductor experto.

Nota: Gracias a los comentarios del Dr. Schmigalle, quien me ha hecho algunas correcciones de mi traducción que, creo, ahora ha mejorado bastante.


Richard Cory

Siempre que Richard Cory bajaba a la ciudad
nosotros lo mirábamos pasar desde la acera:
él era un caballero de pies a coronilla,
gustoso de lo limpio y regiamente enjuto.

Y él estaba siempre compuesto con sosiego,
y era siempre humano cuando hablaba;
mas agitaba pulsos al decir los buenos días
y resplandecía cuando andaba.

Y sí que era rico, más rico que los reyes,
y admirablemente triunfaba en cada gracia.
En fin, nosotros nos creímos que era todo
para soñar que estábamos viviendo en su lugar.

Seguimos trabajando y esperando alguna luz,
vivíamos sin carne y maldecíamos el pan,
y en una calma noche de verano, Richard Cory
fue a casa y se metió un balazo en la cabeza.

jueves, 23 de abril de 2009

Microrrelato: Confusión de la verdad

Nunca me dio a mí por eso del microrrelato, pero mira por dónde, el otro día concebí uno muy tonto, el más corto que se me pudo ocurrir. ¡Más corto aún que el de Monterroso!. Los hay más cortos, pero creo que no se les puede considerar microrrelatos por no tener sentido (carecen de verbo, y por lo tanto de acción, como "Fin", o no tienen trasfondo de ningún tipo, como "Fue" o "Vio").



Confusión de la verdad

No -asintió-.


miércoles, 22 de abril de 2009

Ya está funcionando el blog de Meφisto

Hace unos minutos he subido la presentación a modo de primer editorial. Ayer pasamos toda la tarde diseñándolo, buscando que fuese lo más fiel posible a la edición en papel. Creo que hemos conseguido un resultado bastante bueno. No dejeis de visitarlo y añadirlo a vuestros favoritos. Desde hoy, Meφisto ya no es sólo una revista que se reparte cada seis meses, es también una bitácora que funciona sin descanso.

martes, 21 de abril de 2009

Sonetos

Vuelvo a subir algo de poesía, de nuevo algo que escribí hace ya algún tiempo. El otro día alguien me preguntaba si no expresaba nunca mis sentimientos íntimos en los poemas que escribo. No es que no lo haga, es que no creo que resulte interesante. Sin embargo, hay numerosas ocasiones en las que rompo esta norma. Dejo aquí dos ejemplos de sonetos amorosos. El primero es de 2005, el segundo de 2008. Espero que gusten.


Amor que yo suspiro y no responde
llamada tras llamada. Si esta vida
te doy de mi salud descolorida,
tomarme entre tus brazos corresponde.
El bien de medicina que en bebida
tus besos pueden darme se me esconde
en mueca zaherida. Dime dónde
podré entonces curar mi desmedida.
Sonido de tu voz es un mutismo
de verbo incomprensible, inacabado.
Silencio cuando callas y comprendo
que no comprendo nada de mí mismo,
que soy un pobre hombre malhadado,
que caigo y caigo más y nunca aprendo.



Tal quema este fragor de mi deseo
que nunca me daré por satisfecho
si no te tengo yo y, si te poseo,
tampoco habrá descanso entre mi pecho.
Qué gran contradicción de que soy reo:
procuro atornillarme a lo derecho
mas te amo de tal modo que sorteo
las normas del exceso y del provecho.
¿Adónde irá a parar mi devoción
si yo en mi devoción me he convertido?
¿Qué hacer sin el deseo y la emoción
del roce de tu amor desconocido?
Seré la silenciosa conmoción
de un vaso a rebosar de sinsentido.

domingo, 19 de abril de 2009

Cualquier lugar, cualquier día

Ayer fui a ver una representación de la obra de mi amigo Ignacio Pajón Leyra, asiduo colaborador de Meφisto y miembro del equipo directivo de Ediciones Antígona. Ignacio, destacado relatista y dramaturgo, es autor de un buen número de obras a pesar de su juventud, algunas de ellas traducidas en el extranjero.

Su obra, titulada Cualquier lugar, cualquier día, provocó en mí un estado de reflexión que pronto se materializó en conversación con otra amiga, compañera doctoranda y una de las personas de mi edad con mayor capacidad crítica que conozco (mucho mayor que la mía, desde luego).

Intentaré resumir las conclusiones de esta conversación a la vez que explico la obra e insto al lector a que acuda sin falta a verla. Sólo le queda una semana en cartelera.

Cualquier lugar, cualquier día nos enfrenta a la realidad de la guerra con un prisma desolador y oscuro. Hasta aquí no habría nada particular si no fuese porque esa oscuridad está iluminada por una luz que no es la de la esperanza, sino la de un circo. El resultado es una danza de la muerte grotesca, con movimientos rítmicos ora hilarantes, ora patéticos que, a la vez que nos ahogan en la podredumbre del ser humano, nos arrancan la cabeza de ese charco para mostrarnos en su reflejo nuestra propia condición ridícula. Una de cal y una de arena podría decirse. Como los telediarios.

La conclusión que uno tiene al salir de la sala es: el Homo Sapiens no ha aprendido nada. No hay mejora. La Alejandría del siglo I a.e.c. o el Bagdad del siglo XXI, todo es lo mismo. El mismo desprecio por la vida humana y por la cultura que ésta crea. Una idea profundamente pesimista, en fin. Y, sin embargo, el hecho de que se nos permita reírnos de esa situación, es tal vez una forma de liberarse, de vencer al horror si se quiere, como en el chiste freudiano. Pero esto de nuevo nos lleva al pesimismo, porque quiere decir que tal vez sólo podamos vencer a la guerra de forma simbólica mediante el chiste o la mofa. En el exterior todo sigue igual.

El caso es que todos estos pensamientos me llevaron a replantearme mi idea de que el paradigma del pesimismo que hemos vivido en las últimas décadas se esté agotando, algo en lo que mucha gente (incluida mi amiga) no está de acuerdo y que Cualquier lugar, cualquier día parece efectivamente contradecir con vehemencia.

Defendiendo mi postura aduje que, seguramente, la obra de Ignacio podría perfectamente haber sido estrenada hace veinte años sin desencajar. Es lo mismo que me sucede con las últimas películas de Almodóvar o los hermanos Coen. Me encantan, pero pienso, no rompen con el paradigma, siguen viviendo en los años noventa. Y por otra parte, ¿quién lo hace?, es decir, ¿quién rompe el paradigma?. Tal vez no esté tan agotada la postmodernidad como yo pensaba. La fuerza tragicómica de Cualquier lugar, cualquier día parece defender a ultranza esta postura y, estemos de acuerdo o no con lo que transmite, provoca un estado de ánimo que es caldo de cultivo para el pensamiento crítico constructivo, y eso sí que es verdaderamente positivo.

Como dije, sólo le queda una semana, una lástima porque se merece ser vista por mucho tiempo. La obra se representa de jueves a sábado a las 20.30 en el bellísimo Teatro Espada de Madera, sito en la calle Calvario 21, en el madrileño barrio de Lavapiés, no lejos de la plaza de Tirso de Molina. Dejo un plano para que nadie se pierda y la encarecida recomendación de acercarse a ver esta magnífica obra, reflejo esperpéntico de nuestro tiempo.


Ver mapa más grande

miércoles, 15 de abril de 2009

A la vanguardia

…and crying with a loud voice, ‘This is indeed Life itself!’ turned suddenly to regard his beloved: She was dead!.
E.A. Poe


El lienzo ocupó una superficie de algo más de cinco metros cuadrados. Estuvo bellamente enmarcado. Diversas restauraciones, afortunadamente, no llegaron a modificar el marco, de un bello estilo historicista. (No obstante, ciertas zonas de pintura que se habían perdido con el paso de los siglos sí que pudieron necesitar restaurarse (Suaves apliques reversibles, siempre respetuosos con el contenido original. (Apenas unas breves pinceladas verticales sobre finas capas de barniz protector: cola de conejo))) (1).


La pintura, una imagen de Jesús de Nazaret envuelto en un sudario con el rostro descubierto, habría sido pintada a mediados del siglo XIX por algún artista segundón. Hubiera sido el ejemplo de alguna escuela posromántica española de inspiración barroca. Siguiendo tal estilo, la obra profundizó en el tenebrismo y el patetismo característicos del arte religioso del periodo. Densos goterones de sangre le dieron un toque de color a la pálida frente del yaciente. Un exceso de efectismo que trataba de ocultar con sombras mal expuestas las obvias carencias del artista. Tal vez por eso el cuadro fue guardado en un sótano junto a centenares de otras obras baladíes.



La falta de atención original provocó la paulatina reaparición de los hongos y bacterias que las cuidadosas restauraciones habían eliminado. El lienzo adoptó entonces un color más oscuro en su reverso. La pintura también se oscureció, cubriéndose lentamente de suciedad y polvo. Bajo la capa de mugre, ésta soportó excepcionalmente el paso del tiempo, pero llegó el día en que, sin ser vista, también comenzaron a desprenderse minúsculos fragmentos de su soporte. Mínimos huecos blanquecinos fueron apareciendo entre las torpes arrugas del sudario, sobre la barba, junto a las llagas.

Pero estos fueron cambios sin importancia, desde luego. Siglos de abandono acabaron por deteriorar la propia edificación sobre el sótano. En
ciertas zonas los cascotes cayeron sobre los cuadros, agujereando lienzos o reventando marcos que se abrían astillados. Grietas abiertas dejaron pasar arena y agua. Con ellas, nuevos patógenos vivos se colaron, descendiendo sobre las desposeídas obras de arte. Seres mortecinos, esperando a reactivarse en el lugar adecuado.



La mezcla de agua, pintura y lienzo, supuso un caldo de cultivo adecuado para algunas bacterias que, sin ser extremófilas (2), sí parecían sentirse más cómodas en ambientes poco habituales como éste. La pintura, cuyos ineficaces colores n
unca habrían interesado a ningún crítico de arte, sirvieron para dotar a las criaturas de un sustento químico que, lentamente, fueron sintetizando y transformando. Su efecto más notable, visible incluso en la penumbra de haber habido ojos cerca, fue el cambio de tonalidad, respetando en cambio la forma de la figura yaciente que sólo con el paso de algunas semanas comenzó a deformarse perceptiblemente. El resultado fue que la imagen adquirió un aspecto más onírico y extravagante, con tonos luminosos e incluso fosforescentes que suplantaron por completo al tenebrismo anterior. Donde antes primase el azul marino, luego abundó el turquesa; donde el gris, el limón; donde el rojo, el verde chartreuse. De tal forma, la corona de espinas llegó a asemejarse a una vaga aureola de color lavanda, derramando sobre el lúgubre rostro una hilera de sangre color verde que se extendió cada vez más, como si hubiera estado emanando en verdad de alguna herida abierta. El rostro de Jesús de Nazaret quedó así surcado por una estría verdosa y enfermiza.

Nuevas cepas de bacterias, más agresivas o simplemente más hambrientas, continuaron con el trabajo de sus predecesoras, provocando ulteriores emanaciones que fueron distorsionando figura y sudario, cada vez más difíciles de reconocer.

Mientras ciertas áreas informes del cuadro eran devoradas, la pintura que éstas contenían se fue transformando en una costra de muy diferentes tonalidades. Esto, unido al debilitamiento del marco, que apenas podía ya mantener el lienzo estirado, había provocado una desfiguración absoluta de lo que en un comienzo pudieron ser las intenciones originales del artista, desapareciendo asimismo toda impresión de fondo o relieve. Al cabo de meses, masas de colores cada vez más tenues estaban entremezcladas sin ton ni son como simples manchas derramadas, a veces dejando entrever un pasado figurativo pero, casi siempre, estrictamente indefinidas. Así quedo la obra.

Luego, las bacterias debieron morir, no encontrando más alimento sobre el lienzo, cada vez más arrugado, agujereado por las ocasionales piedras que caían desde el techo desmoronado.

Un trozo de azulejo cayó un día sobre el cuadro, rasgando la tela de arriba abajo. Una apertura vertical permaneció desde entonces como una incisión que, en aquella materia postviviente, casi parecía una herida mortal. Tal vez una autopsia.

Con el paso de las décadas y el progresivo desmoronamiento del edificio, con la lluvia y las oleadas de arena que el viento arrastraba y dejaba caer por los resquicios, el cuadro acabó por desmenuzarse, disolviéndose al fin, muchos siglos después, en el desierto de los tiempos. Metros por encima de sus últimos restos, la arena endurecida daba sustento a nuevas plantas y animales que habitaban donde antes, varios milenios atrás, hubiera habido, tal vez, un antiguo museo repleto de algunas obras de arte, entre ellas, aquel cuadro que, habiendo nacido muerto, pudo alcanzar una cierta vida y un cierto movimiento superando las barreras del futuro.


1. Confiando en el progreso de la química aplicada al arte de la reparación pictórica, los cambios se habían hecho de tal forma que siempre se pudiese volver atrás, esto es, al momento previo de la operación.

2. Se denomina así a aquellos microorganismos que tienen su hábitat en ambientes extremos (por ejemplo de acidez o temperatura), muriendo en lo que se consideraría como ambientes “normales”.


Tras leer el relato, imprescindible visitar este link.

martes, 7 de abril de 2009

Cuaderno de bitácora

Cuaderno de bitácora es mi primer poemario completo. Lo publicó en mayo de 2008 la editorial Antígona de Madrid. Yo ya había publicado en algunas antologías así como en revistas, pero este libro, por eso de ser el primero, tiene algo especial de lo cual me siento orgulloso. Contiene los primeros poemas después de un cambio tangencial que decidí dar con mi trabajo, algo así como un salto entre mi poesía de adolescencia y mi poesía de juventud. Marca el comienzo del camino que tengo pensado recorrer por un largo tiempo.
Con algo más de cien páginas, contiene prácticamente toda la poesía en verso libre que escribí a lo largo del año 2006 y comienzos de 2007. Incluye una magnífica introducción escrita por el profesor Eduardo Valls Oyarzun.
Aunque su promoción ha sido humilde, ha recibido algunos elogios. El poeta Leo Zelada lo nombró entre los mejores libros de poesía joven del año 2008. Todavía estoy trabajando en promocionarlo, pero es un proceso muy lento que debo compaginar con mis otros quehaceres, entre ellos, terminar Almagest.
Todavía está a la venta en la Casa del Libro y El Corte Inglés (c/Princesa), pero se puede también pedir a través de la distribuidora o en cualquier librería (teniendo un poco de paciencia). El ISBN es 978-84-935658-9-3.
Dejo tres poemas como ejemplo de lo que este Cuaderno de bitácora contiene:

1 de enero

Año nuevo es recreación de lo nuevo,
lo viejo revolcándose hacia el fango del futuro.
Los días se hacen largos
en esta parte del año,
tras el solsticio de invierno.

¿Qué de nuevo nos traerán
los círculos de lo mismo?

Futuro inconsciente,
tu silencio instala espejos que nos mantienen atados.


9 de julio

Un trozo de papel
abierto.
¿Adónde ir?
(Tal vez derecha,
tal vez izquierda).

Lenguaje de colores –no verbal-.
Líneas y puntos:
azul de mar,
blanco montaña,
gasolineras.

El mundo figurado en una carta.


WCW

me gusta leer a
William Carlos Williams
a veces quisiera decir cosas
como que tanto depende
de un tonel rojo
brillante de agua de lluvia
junto a los pollos
blancos
pero yo sólo sé decir
me gusta leer a
William Carlos Williams
a veces quisiera decir cosas
como que tanto depende
de un tonel rojo
brillante de agua de lluvia
junto a los pollos
blancos
pero yo sólo sé decir
me gusta leer a
William Carlos Williams

viernes, 3 de abril de 2009

Disco favorito de marzo

CELTIC FROST (Swi)
'Into the Pandemonium' (1987)
Noise Records
9

Me gusta el término Death Metal, pero si me pidieras que definiese el estilo de Celtic Frost tendría que decir que somos una banda de Rock pero en su forma más pesada, con un toque de avant-garde en buenas cantidades.
Tom Warrior

Dentro de la escena del Metal, si hay un grupo al que se le podría catalogar de avant-garde, éste fue, sin duda, Celtic Frost. Cada disco suyo supuso una nueva revolución. Si comenzaron pretendiendo ser la banda más pesada del mundo, estableciendo las bases de lo que ya se comenzaba a conocer como Death Metal, muy pronto se convirtieron en los primeros en alejarse de la misma ortodoxia que ellos mismos habían ayudado a crear. Y en 1987, con Into the Pandemonium, llegaron a su punto álgido. Un álbum que, inmerso por completo en la experimentación propia de los años 80, funde sobre una base del Metal más intenso elementos insólitos como la Ópera Rock, el Rock gótico, el New Wave o incluso el Hip Hop. De tal forma, destrozaron por completo el dogmatismo de un género poco dado a aperturismos, dejando una brecha abierta por la cual entrarían a borbotones un decadentismo sensual y una sensibilidad poética antes inexistentes en el Metal. Así, un tema especialmente atmosférico y melancólico, "Tristesses de la Lune", es en realidad la musicalización de un soneto de Charles Baudelaire. Violines, violas, violoncelos y trompetas suenan junto a guitarras eléctricas, baterías y bajos en la operística "Rex Irae". "One In Their Pride", por el contrario, es un himno futurista a la exploración espacial. Pero la confusión para el oyente tradicional no llega solamente por el eclecticismo, desde luego. Otra de las curiosidades del disco es su clasificación. Una mirada atenta al orden de las canciones y unas cuantas escuchas explican la rara sensación que a uno le queda siempre tras poner el CD en la bandeja: el disco está del revés. Comienza con una versión (el "Mexican Radio" del grupo New Wave Wall of Voodoo) y termina con una introducción instrumental, la tenebrosa "Oriental Masquerade".

La idea de hacer un disco como éste ya llevaba rondando las cabezas del trío suizo desde hacía algunos años. Entrevistas anteriores nos demuestran cómo tenían en mente grabar una especia de trilogía, siendo precisamente Into the Pandemonium la joya final de la corona, un disco que ya desde un comienzo sabían que iba a ser más experimental, más ambicioso, según sus propias palabras sobradas de vanidad la crème de la crème del avant-garde. Incluso se planteaban separarse al terminar su trilogía, cosa que en realidad no harían sino hasta tres años después de sufrir el fracaso estrepitoso de sus dos siguientes discos: Cold Lake (1988) y Vanity/Nemesis (1990).
En cualquier caso, las limitaciones económicas de su discográfica y la consecuente falta de medios tecnológicos, provocaron que este disco no llegase a brillar tanto como en sus soñadoras ambiciones. Hubieron de pasar más de diez años para que una reedición del mismo hiciera posible satisfacer las aspiraciones del grupo que, sólo un año después de la edición del magnífico Master of Puppets de Metallica, había demostrado que en el mundo del Metal no sólo era posible hacer música de altísima calidad compositiva, sino que también había cabida para la experimentación, alcanzando de esta forma su estado de madurez.

Todas las canciones citadas tienen links a Youtube, de modo que no dejo esta vez ningún vídeo. Por otra parte, CF nunca llegaron a grabar ningún vídeo clip para este disco. Supongo que se gastaron todo el dinero en contratar músicos de estudio.

miércoles, 1 de abril de 2009

En recuerdo de la Segunda República

Hoy hace 70 años del fin de la República. Por todos aquellos que, de una forma u otra, se esforzaron y lucharon por el triunfo de la democracia, ¡viva la República Española!