Aprovechando el bicentenario del nacimiento de Edgar Allan Poe y lo que he estudiado sobre él en los últimos meses con motivo de algunas conferencias voy a escribir una breve serie de artículos sobre la relación entre Poe y el tercer arte, creando en la medida de lo posible una especie de exposición en línea: Poe y la pintura.
Una lectura superficial de los relatos más conocidos de Poe y un conocimiento básico de la pintura romántica nos pueden bastar para darnos cuenta del enorme peso que ésta supuso sobre la obra de aquél. En ciertos pasajes descriptivos, casi podemos llegar a decir que Poe trataba de pintar más que de describir. En otros, la influencia de sus pintores favoritos –a los cuales menciona en más de una ocasión– se hace notar incluso en la trama. Eso sin olvidar, por supuesto, aquellos relatos en los cuales una pintura tiene el papel principal, como en
The Oval Portrait (1842).
Quisiera señalar, no obstante, un único relato que tengo mejor estudiado y que, opino, muestra con mayor claridad estas tres tendencias. Me refiero a
The Fall of the House of Usher (1839).
La descripción inicial del paraje que envuelve la casa de Usher, en la cual se desarrolla la idea de que es la primera impresión –esto es, la intuitiva– la que frecuentemente se desvela como auténtica, es una clara evocación de la pintura romántica creada pocas décadas antes. Una figura llega a la mente con particular claridad: Washington Allston, poeta y pintor americano, amigo personal de Coleridge, quien, vale la pena recordar, fue una de las mayores influencias sobre las teorías literarias de Poe. Ambos creían en la común inspiración de la literatura y las artes plásticas, Poe yendo luego aún más lejos al pretender crear en sus relatos el mismo efecto que provocan las pinturas, las cuales pueden ser disfrutadas de un vistazo. Allston fue, asimismo, uno de los primeros teóricos sobre la pintura romántica y, aunque su obra
Lectures on Art se publicó tiempo después de morir Poe, no es descabellado pensar que éste ya conocía algunas de sus ideas, con las cuales coincide en más de una ocasión. Echemos un vistazo a su cuadro
Elijah Fed by the Ravens (1818) y leamos la cita extraída del relato de Poe:
"There was an iciness, a sinking, a sickening of the heart—an unredeemed dreariness of thought which no goading of the imagination could torture into aught of the sublime".
Cita y cuadro, nos llevan a pensar en la filosofía de Edmund Burke -padre teórico del romanticismo inglés- y su idea de lo sublime teniendo el dolor como base (o el horror, en el caso que nos ocupa). Un cuadro en el cual, además, como vemos, aparece el famoso pájaro que Poe inmortalizaría con su poema
The Raven (1845).
Pero no sería la única pintura de Allston que quizá inspirase al maestro del terror y el misterio.
The Dead Man Revived by the Bones of the Prophet (1814), creada poco antes de la muerte de su esposa, nos habla de un tema que Poe desarrolló luego con profusión: la delgada línea entre la vida y la muerte y la resurrección.
Otros pintores románticos que pudieron ejercer una influencia sobre Poe o que, por lo menos, trabajaron sobre temas similares, son los miembros de la Hudson River School, liderados por Thomas Cole, famoso autor de la alegoría
The Voyage of Life (1840) así como de numerosos paisajes románticos ambientados en el valle del Río Hudson y sus alrededores. Dejemos como ejemplo algunas obras en las cuales podemos ver el influjo gótico que alimentaría también al escritor.
Dos paisajes de Thomas Cole, a la izquierda Romantic Lanscape with Ruined Tower (1831-1836) y, a la derecha, The Oxbow (1836). La búsqueda del paisaje edénico no era una actividad particular de los pintores. Poe también se atrevió a ello con relatos como The Landscape Garden (1842), The Domain of Arnheim (1847) o Landor's Cottage (1849), su último relato antes de morir. Esto contrastaría con los paisajes creadores de horror que encontramos en muchos otros relatos suyos, y que tendrían su representación en el cuadro de Allston expuesto más arriba.
Twilight in the Wilderness (1860), obra del que fuera alumno de Thomas Cole, Frederic Edwin Church, miembro prominente de la segunda generación de la Hudson River School. Cole murió en 1848, un año antes que Poe, pero muchos otros artistas siguieron sus pasos hasta llegar casi al siglo XX.
Mountain Landscape and Waterfall (1879), de Hermann Ottomar Herzog, otro heredero del estilo desarrollado por la primera generación.
Storm in the Rocky Mountains (1886), del exitoso autor tardoromántico Albert Bierstadt. Tanto él como Herzog eran inmigrantes alemanes. Este cuadro muestra ya otro movimiento nacido de la Hudson River School: el luminismo.
Sería este tipo de pintura paisajística por la que serían conocidos tanto Cole como sus compañeros y pupilos, los cuales conformarían la que quizá fuera la primera gran escuela de pintura situada en los Estados Unidos aunque, eso sí, aún muy influida por el romanticismo británico con figuras como James Ward o Henry Fuseli. Pero de eso ya hablaré en la siguiente parte:
Poe y el romanticismo británico.